De todos es sabido que el impacto de las TIC en el ámbito educativo ha implicado un cambio en la práctica docente, especialmente en lo que se refiere al trabajo en el aula. Son numerosos los estudios y herramientas desarrollados que implican el uso de las nuevas tecnologías como recurso didáctico y como medio para la transferencia de conocimiento. Y entre las herramientas propuestas destacan, sin duda, los simuladores.
En educación, la función básica de los simuladores es el apoyo en la transferencia de conocimiento. En sí, constituyen un procedimiento tanto para la formación de conceptos y construcción de conocimientos —en general—, como para la aplicación de éstos a nuevos contextos metodológicos, a los que, por diversas razones, el estudiante no tiene acceso desde el contexto propio. Mediante los simuladores se puede, por ejemplo, desarrollar experimentos que no pueden ejecutarse, por diversas razones (p. ej., por seguridad) en un sistema real.
Se pueden encontrar experiencias que desarrollan procesos de enseñanza-aprendizaje con simuladores; El uso de computadores en tiempo real, máquinas virtuales, almacenamiento en la nube, etc., aseguran una experiencia muy importante para el estudiante, al poner de manifiesto, por un lado, las limitaciones reales propias de los laboratorios docentes, y por otro, las facilidades que existen hoy en día para la computación remota.
En este PIE se aborda el desarrollo, utilización y evaluación de los simuladores, como metodología activa y elemento potenciador de la aplicación práctica de los nuevos conocimientos para los alumnos de asignaturas relacionadas con fundamentos de los computadores.
Para entender bien cómo funciona un computador, es necesario saber qué componentes forman parte de su arquitectura y cómo trabajan cada uno de ellos. Por tanto, saber cómo funcionan estos bloques básicos abrirá las puertas al conocimiento de todo el computador, así como a los mecanismos de optimización de los programas que se ejecutan en estos.